lunes, 14 de enero de 2008

delincuente

Delincuente

El hip hop es la reacción orgánica de la ciudad, es el árbol que crece en el cemento, es el rostro duro de los que pertenecen a la raza del asfalto. Es el pulso primitivo de la tribu que olvidamos. Cada beat como un golpe en la sien, cada paso como un latido, cada rima como una bala, cuando el bombo en realidad es una bomba, cuando la ciudad es un lienzo para señalar el lugar que les pertenece por derecho, ganado en una de las batallas más largas de nuestro siglo, marcando el territorio que les pertenece como machos alfa de una manada.

La única delincuencia del hip hop es la de portar siempre un arma y esa arma se llama poesía.

La discriminación sólo evidencia la ignorancia y la ceguera a un movimiento telúrico-cultural que ha sacudido como el terremoto de mayor escala los cimientos de la música, del cine, del diseño, de la moda, del deporte y de la publicidad en todo el planeta.

Dicen que toda revolución comienza en las calles. La revolución del hip hop será estudiada por nuestros nietos como uno de los movimientos artísticos más influyentes de nuestra era.

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